-... en cambio la mía sabe hacer de todo. Pasame otra empanada.
-A mi eso no me va, yo soy más chapado a la antigua... ¿de carne?
-¡Al final sos un retrógado!, ¿cómo podés prescindir de una esposa que cocine, planche, arregle el auto, te termine los informes de la oficina, saque la basura, haga las tareas de plomería y esté siempre lista para satisfacerte? Hmmmm, che, están buenas, ¿de dónde son estan empanadas?
-Llamalo educación o sentimentalismo, como prefieras. Ahora las esposas salen todas en serie, son todas iguales. La sociedad impone un modelo de esposa y ahí van todos, atrás de eso, buscando una que cumple con esos parámetros... no son de ningún lado, las hizo mi esposa.
-¿Pero a vos no te gusta que el ama de casa resuelva tus problemas y se ocupe de tus obligaciones, que te permita vivir la vida?
-La verdad... no. Prefiero hacerme cargo de lo mío. A mi me gusta que mi esposa me pida ayuda, que sea menos independiente, compartir, en fin, que sea más humana.
-Y bueno, gustos son gustos. ¿En serio las hizo ella? La mía no prepara estas comidas jamás. Sólo sabe algunas cositas, pero nunca saben tan bien. Todo estándar, como si comieras todo los días en un fast food.
-¿Ves? Eso pasa por no tener un ama de casa casera. Ellas no son tan eficientes en muchas cosas, pero tienen ese "alma de abuela" que ahora tanto echamos de menos.
-¡Qué se yo!, por ahí tenés razón. Nunca lo había analizado de esa manera, pero claro, es cierto. La mía es una esposa industrial, igual a las millones de unidados que fabricaron para ese modelo.
-En cambio la mía es artesanal, hecha a mano, como debe ser. Con defectos, pero distinta a todas las demás.
-¿Y si cambio la mía por una que sea casera?
-¿Y por que no? Hay un tipo en el centro que sigue fabricando amas de casa caseras. No recuerdo el nombre, pero lo buscamos en internet y lo encontramos enseguida.
-Con probar... al final estábamos mejor antes que se extinguieran las mujeres.
-La verdad es que sí. Todo muy lindo, todo muy lindo, pero a la noche cuando te envuelve silencio y escuchás los engranajes de lo que tenés acostado al lado... es bastante angustiante.
-Y bué, cosas de la vida.
-Si, cosas de la vida... ¿otra empanada?