Doctor, estoy muy apenado por tener que mostrarle ésto, pero no me quedó más alternativa que venir.
Si, ya sé, en qué cabeza cabe, dice usted y tiene razón.
Es que con mi señora estamos intentando romper con la monotonía y nos hicimos afectos a jueguitos sexuales más bien bizarros, a plantearnos mutuamente desafíos.
Que a ver si te animás a meterte esto, que a que no te atrevés a ponerla allá adentro, a ver si sos capaz de hacer eso en aquel lugar, te juego lo que quieras que no la metes en tal lado y cosas por el estilo.
Y así fue como quedé abotonado al chanchito alcancía que teníamos en el aparador.
Mire usted, por favor, como se está poniendo ésto, no quiere salir, se me está amoratando demasiado. Ya no sé que hacer, doctor, por favor ayúdeme.
Ya no hay calzoncillo que aguante, con este chancho de mierda a cuestas todo el día, ¿usted sabe lo que es ir al yópin, entrar al baño, tener que bajarse el cierre y sacar el chanchito, ahí, adelante de todos?, ¿o estar en el colectivo y que con cada pozo se sienta un tintineo ahí abajo por las monedas?
Discúlpeme si lloro, doctor, pero estoy desesperado.
Además no me animo a romperlo, es de cerámica y lo último que quiero es sufrir un corte.
¿Una intervención quirúrgica, dice usted?
¿Dentro de quince días? Pero...
Bueno, bueno, tiene razón, no hay que precipitarse, está bien, buscaré la manera de soportar esto durante esos quince días.
Ajá, si, mientras hacemos los análisis previos a la intervención... ¿qué análisis serían?
Pero... ¿usted me está cargando?
¿¿¿¿Cómo se supone que voy a poder orinar adentro del tarrito con el chancho puesto????