Había una vez tres viejas que vivían en una casa donde todos los caños estaban rotos.
"Esto no puede ser", dijo una de las viejas. "Hay que llamar a un plomero".
Como había tantos caños rotos, contrataron a tres plomeros.
Mientras las tres viejas miraban la novela, los tres plomeros arreglaban los caños. El plomero más joven comenzó a tener calor y se sacó la camisa. Al plomero mayor se le enganchó el pantalón en un caño oxidado, y quedó en calzoncillos. Una de las viejas se levantó el camisón para no pisar el agua, y se dio cuenta de que no se había puesto bombacha. Otra de las viejas cambió de canal por accidente, y puso Venus.
Los plomeros tenían que sacar los caños a golpes, y gemían después de cada martillazo. A las viejas se les mojaba el camisón y se les traslucía el corpiño.
Y en ese momento ocurrió lo que nadie esperaba.
El caño principal se rompió y empezó a salir el agua a borbotones.
Entonces las viejas mojadas fueron al baño, se acercaron a los plomeros, los cogieron de la solapa y los echaron de la casa por inútiles.
Viaje a Cuzco
Hace 10 años
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Qué quiere que le diga, yo hubiera hecho lo mismo que las viejas. Aunque todavía no entró el plomero que resultara cogible, a esta casa. Todos competentes. O feos.
Bravó!!
Hola, quisiera invitarlos a publicar en una revista de Punta Alta. Soy Gladys y me interesaría agregarle un espacio como el que ustedes tienen.
Espero su respuesta, si es que están interesados, en gladys_acha@hotmail.com o en mi blog.
Me gusta mucho lo que hacen. Lo que significa que hay más locos que cuerdos... jajjaja
Un saludete
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