fotos de fabianes desnudos

Ayer fui a una sesión de Fetichistas Anónimos que tiene lugar en la Capilla del Perpetuo Calvario.
Fui en realidad a acompañar a un amigo que tiene un grave problema y le avergüenza afrontarlo solo: vive regodeándose con fotos de viejas desnudas y en chancletas.
Me encontré con toda clase de gente enferma, con fetiches que jamás hubiera imaginado.
Había uno que era adicto al picor que le provocaban unos slips de lana de vidrio que se hacía confeccionar, otro no podía mantener una relación si su eventual compañera no aceptaba pasar una noche durmiendo en el tanque de agua e incluso un señor ya muy mayor pretendía que sus amantes usaran su dentadura.
¡Me alegré tanto, pero tanto tanto, de ser una persona normal, tener una familia bien constituida y sin padecer esos problemitas!
Al terminar la sesión me despedí de mi amigo y me fui a casa, a cenar con mi esposa e hijos.
Luego de cenar, mientras miraba la tele, afloró una duda que me dejó preocupado: ¿y si el fetichismo es contagioso?
Me acosté con extrañas sensaciones en el cuerpo, no podía dormirme, estaba en alerta.
A esos de las tres de la mañana, me levanté, prendí la computadora y me di cuenta que casi involuntariamente estaba entrando en internet con la intención poco clara de buscar no sé que cosas en Google.