subsidio para blogs o polenta para vagos

Desde que yo era chico, mis viejos me dieron a elegir entre disyuntivas muy precisas e importantes.
Antes de empezar la escuela, me preguntaron: ¿querés ir a de mañana o a de tarde?
Cada vez que se acercaban las vacaciones, la infaltable era: ¿playa o montaña?
En los cumpleaños, había otra disyuntiva obligada: ¿lo festejás en casa, o alquilamos una casita de fiestas?
Llegada mi adolescencia, nuevamente me presentaron un par de opciones: o estudio, o trabajo.
Decidí estudiar. Entonces, me sugirieron: o seguís la universidad, o vas a un instituto técnico terciario.

Pero no sé si será el paso de los años: tengo la sensación de que sus disyuntivas se han vuelto cada vez más escatológicas.
Ahora que estoy casado, tengo hijos y los voy a visitar de vez en cuando, me reciben con una disyuntiva.

¿Arboles frutales de estación o pelotas de fútbol embarradas?"
¿Tardes ventosas junto al fogón o aviones kamikaze de segunda guerra mundial?
¿Escarola palíndroma cuneiforme, o belicismo matamoros semieje remolque?
¿Tapa de asado bafle chingón miti - miti, o pelirrojos con dueños sin su best-seller en trámite?
¿Corona de láser para doctores discapacitados o felices los pobres porque de ellos será la billetera de Marcos Zucker?

Estas opciones son fáciles (cualquiera sabría qué elegir). Pero con otras tengo dudas.