Negros cortandose los huevos

(El señor Mauricio Facri y su esposa, Amalita Portabat, toman el té a las cinco de la tarde en el salón de té de su lujosa mansión. A través del enorme ventanal que da al campo de golf, contemplan que ha comenzado a llover. Se los ve distendidos, relajados, felices y poderosos. De pronto, una minúscula gota cae desde el techo sobre un canapé de caviar negro. El rostro de Amalita se descompone de furia)

- Mauricio, te lo dije: el techo quedó hecho un desastre. ¿Te dije o no te dije? ¡Goteras por todos lados! ¡A la final, es lo mismo que antes! ¡Eso de andar rejuntando a cualquier negro para que te cambie los tirantes no funciona! ¡Tendrías que haber contratado a alguien más blanquito, rubiecito, qué se yo, menos sospechoso! ¡Y que tenga título universitario y certificado de no tener antecedentes!
Y más encima, el negro vino con otro negrito a cambiar las tejas y se la pasaban cantando esa cumbia de drogadictos que escuchan ellos. Yo hasta tenía miedo de que entraran a robarnos. Mauricio, para mi que no cambiaron nada y los cincuenta pesos que le pagaste se lo gastaron en vino y se lo tomaban entre risas de boca desdentada mientras fingían que trabajaban. ¡No me mires así, Mauricio, yo no soy prejuiciosa! ¡Pero es que estos negros me sacan de las casillas: les das laburo, les das un sanguchito de mortadela al mediodía, un vaso de agua; más encima les pagás; hasta los tratás bien y después te dejan las cosas a la miseria!

- No te preocupes, Amalita; los negros me dieron una garantía. Dijeron textualmente: "Si llega a quedar alguna gotera, jefe, nos cortamos las pelotas, lo filmamos y lo subimos a internet"

(Nota: a quien haya hecho esta búsqueda, ¡Gracias! ¡Nunca dejes de buscar cosas así! ¡No cambies nunca!)

(Nota II: Después de buscar esta frase en Google, descubrí que llega a mi blog recién... ¡en la página veinte! Eso significa que quien hizo esta búsqueda, buscó con tesón y esmero. Y, sin embargo, no llegó adonde quería. ¿Adónde quería llegar?)