Cuentan que en el año 1876, en Salta La Linda, un viejo peón de campo preparó un asado para los muchachos y, cuando puso los chorizos, un viento huracanado comenzó a soplarle con furia -sólo a él- hasta que los chorizos y las brasas le cayeron encima, provocándole llagas que nunca cicatrizaron y dejándolo postrado en un estado de locura. En su delirio, sólo repetía unas pocas palabras que gritaba como desmadrado en la oscura tapera donde fue internado hasta el día de su muerte: "Dénme chorizo".
La leyenda no termina aquí. El mismo día en que muere este desdichado peón, el patrón de la estancia decide hacer un asado después del entierro, tal como era costumbre hacer en aquella época el día posterior al velorio. He aquí que, luego de comer chorizos hasta reventar, los comensales sintieron una revolución en sus intestinos y al unísono tuvieron una regurgitación gaseosa que ascendía por el esófago en forma de eructo con olor a chorizo. Cuentan que, quienes participaron de esta asquerosa velada, nunca más dejaron de emitir olorosas ventosidades bucales, con una particularidad sorprendente: los interminables flatos salían a la velocidad del viento y provocaban pequeños huracanes. Al aire que salía de sus bocas con crónico olor a chorizo lo apodaron "viento choricero"
Dice la leyenda que cada vez que comes un choripán y sientes el condimentado efluvio gaseoso ascendiendo inminente por tu garganta, eres víctima del viento choricero. La única solución para que el viento no anide en tí, es gritar -mientras eructas- "dénme chorizo".
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pero qué linda, esta leyenda argentinasss! da gusto, el gúgle, mire... (y olor, olor a chorizo)
cuéntese otra!
Gabrielaa, apostaba a que usted pasaría a comentar un post con ese título.
Maestrociruleando en la red informa: Seguramente buscaba la leyenda del viento chorrillero de San Luis. Cuenta la leyenda que un indio estaba enamorado de una mina, que para salvar a su pueblo se casó con un milico. El indio se suicidó, transformándose en viento y así poder abrazar a su amada sin riesgo de sufrir represalias.
Dicen que el viento es frío, seco y muy persistente, como todo amante despechado.
La mina se llamaba Arocena Koslay, hija del cacique Koslay y se casó con el militar español Gómez Isleño.
Hoy, el municipio donde corre el Río Chorrillo se llama Juana Koslay.
¡La pucha que me puse serio!
El amante despechado es frío, seco y desmejorando por la tarde, con posibilidad de chaparrones aislados por la noche.
Este viento choricero me hace acordar al Cacique Lloriqueo.
yo de lo que fui victima fue de un choripanero que me vendio un choripan a 6 pesos y sin lechuga ni tomate! mas que un choripan era un choreo, y asi terminamos bautizandolo "el choriapan" ...
aguante mi salta la linda.
(tenia que decirlo)
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