sacrificio de ahorrar

Centavo tras centavo puede amasarse una fortuna.
Ese es mi lema y la razón que hace funcionar mi vida.
De esta forma, cuando era chica llegué a comprar mi propia bicicleta a base de vueltos y moneditas.
Sé que fue un sacrificio no entrar jamás al kiosco a desperdiciar mi dinero, pero valió la pena.
De joven, mi disciplinada manera de ahorrar me permitió viajes y gastos ocasionales que de otra forma no hubiera podido lograr.
Una vez trabajando, llegar al auto fue cuestión de tiempo.
Lamentablemente me casé. Mi esposo no comparte mi esfuerzo.
El se "sacrifica" día a día en los bares, casas de quiniela, mesas de pool, casinos clandestinos, cigarrillos, cerveza.
En resumen, cada vez me veo más lejos de la casa propia.
Creo que es hora de cambiar este desastre y darle una verdadera utilidad a mi marido.
Ya conseguí un puñal sagrado, un lugar que tiene una roca que sirva de pilar y también tengo a mi esposo.
Sólo me falta averiguar cual era el sacrificio humano que empleaban los mayas para poder efectuar ahorros.