fantasma de las piernas de una mujer

- Marta, tenemos que mudarnos de esta casa. Hay fantasmas.
- Roque, estás cada día más loco. ¿Desde cuándo creés en espíritus chocarreros?
- Te digo que hay espectros, Marta. Anoche fui al baño, me bajé los pantalones para sentarme en el inodoro y sentí sonoras patadas en mi desnudo trasero. Me di vuelta, pensando que se trataba de un chascarrillo tuyo, pero sólo vi dos piernitas translúcidas huyendo divertidas a través de las paredes.
- Loco, loco y estúpido. Así estás. Ves alucinaciones.
- No, Marta... Te digo más: las piernas eran las de tu tía Rita.
- ¡La tía Rita! ¡Pero si la tía Rita todavía vive!
- Pero, ¿no le amputaron las piernas por un problema de irrigación?
- Roque, estás loco. Loco estás.
- El otro día, también, me persiguieron otros fantasmas. No te lo dije porque me ibas a cargar, pero esto ya me pasó.
- Ah, ¿y quién te persiguió? ¿Tu bisabuela?
- No, peor que eso. ¿Te acordás de que tu tío Enrique perdió una oreja en una pelea? Bueno, me persiguió el fantasma de la oreja. Y tu primo Alberto, que se hizo un trasplante de riñón... Me persigue el fantasma del riñón reemplazado. Pero lo peor, lo peor, Marta... ¿Te acordás de tu amiga Estela, la que se hizo una lipoaspiración? Bueno, todas las tardecitas me persigue el fantasma de su grasa abdominal.